Es uno de los vinos más dificiles de definir que ultimamente me he encontrado. El motivo es que predominan las sensaciones y recuerdos a caramelos de cuando era niño, diria que de café con leche y además, el vino se muestra muy goloso, acaramelado. Lo dicho curioso. En copa nos recibe con color cereza oscuro, con notas de moras. En nariz, como indicaba, es peculiar, distinto, me recuerda a caramelos de mi niñez, muy dulces, a caramelos de café con leche. Es sorprendente. Me he acordado también de crema de cacahuete. La nariz es muy golosa, muy de caramelo. En boca los taninos están pulidos, es largo y fresco. Incluso diría que de fondo surgen sensaciones florales, pero quedan mitigadas por las anteriores.
